BUeno, tras varios días de vacaciones y descanso por tierras alicantinas, con baño de playa incluido, hemos vuelto a la Belgique. Empezaremos por nuestra querida Ryan Air, compañía de bajo coste, que ciertamente se ha ganado a pulso el sobrenombre. Habíamos elegido facturar dos maletas, 15 kg cada una. Cuando Carmi hizo la primera carga y la llevó a la báscula: 27 kilos!!! TOma ya! Tras varios ejercicios malabares, cambios y retoques, conseguimos dos maletas de 15 kilos y dos equipajes de mano, sin pesar, ya que descaradamente sobrepasaban los 10 kilos permitidos. Al presentarnos en el embarque, una amable señorita, al menos en español, nos invita a pesar el equipaje. Primer peso; 17,5 kilos. La parte buena la ve Carmi, a lo mejor la báscula de casa está mal y pesa en exceso, lo cual le produce una gra alegría. Excede dos kilos nos dice. Pas de problème, respondo, y seguimos con los juegos malabares para equilibrar el tema. Nos separamos de la cola y los pijamas, calzoncillos y varios utilensios vuelan de maleta en maleta. TRas varios pesajes infructuosos, diálogos con la señorita argumentando el error que esa báscula puede tener, finalmente cuadramos 31 kilos, excediendo un kilo el total, pero permitido. Nos invita a pesar el equipaje de mano, pero me hago el sueco y la cosa cuela. FElices nos dirijimos a pasar el control de pasajeros. A Carmina le hacen abrir la maleta al ver unos volúmenes sospechosos... Se trataba de la caña de lomo y del chorizo!! Que me parto!!! NOs dio un ataque de risa al pasar y volver a ponernos cinturones, reolojes... en fin , todo la liturgia que para aquel que ha viajado en avión sabe de lo que estamos hablando. Nuestro avión ya está embarcando. En la cola vemos que están haciendo pasar todo el equipaje de mano una "no amable" señorita por el dichoso medidor de dimensiones de las maletas. Nos toca el turno. Sólo un equipaje por pasajero, en plan señorita Rottermeir y en referencia al bolso de Carmi. Empieza el mosqueo. El bolso se mete a presión en la maleta ya sobrecargada por los cambios realizados en facturación. Cuando cojo la maleta para introducirla, se pone a decirme que no la meta, que es muy grande y luego no la voy a poder sacar. Normalmente no pierdo el control, pero esa tía lo consigue. Empiezo a vociferar que esa maleta va a entrar y salir. La no amable señorita me empieza a decir que si se atasca el resto de pasajeros no podrá subir al avión, habrá retrasos... Definitivamente pierdo el control. A todo esto, el resto de gente en la cola están estupefactos. Agarro la maleta con toda mi alma y la incrustó en la diábolica máquina metálica. Me empieza a decir que ahora no va a salir. ¡¡Qué no va a salir, me cago en... !!! Esa maleta sale como que me llamo Jorge. Con el pie sujeto la base del aparato y tiro con todas mis fuerzas... y la maleta salió. Y entonces empieza a decir que debe hacerlo con ligereza. Entonces me encaro hacia ella y le gritó: ha entrado y salido, o no? Con unas ganas de meterla un guantazo con la mano abierta en toda la jeta.... Ante mi claro estado de pocos amigos opta por callar y no decir nada. Luego nos enteramos que a una chica joven, por no entrar con ligereza le había hecho pagar 30 euros... yo creo que es que va a comisión; sino no me lo explico. A partir de ahí el viaje se desarrolla con normalidad.
Bueno luego o mañana sigo con nuestro primer día en Bruselas, que no tiene desperdicio, porque además según rememoraba el altercado con Ryan Air, se pone una mala ho...:-))
joder, jorge. de qué te quejas? viva ryanair... y ahora que van a cobrar por ir al baño, qué? me encanta esta low cost, qué tensión volar con ellos!!!!
ResponderEliminarpasadlo bien.
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